Rostros de la urbanización

“A veces, cuando miro por la ventana abierta hacia el barrio marginal más grande de Nairobi, Kibera, me doy cuenta de lo rápido que ha crecido esta ciudad. Veo muchos niños corriendo por las polvorientas calles a toda velocidad, riendo y pasando entre puestos de comida, gallinas y perros sarnosos. El ruido de las obras está por todas partes. Los nuevos edificios y negocios siguen surgiendo, a pesar de este tipo de congestión.

Trabajo en un cibercafé y, por lo general, voy andando al trabajo debido a los atascos de tráfico. Mi mujer trabaja en una tienda. Transporta los alimentos desde las zonas rurales a la ciudad, donde obtiene un buen beneficio. Su negocio va bien en la ciudad. En este sentido, la urbanización realmente la ha ayudado a transformar nuestras vidas. Tengo un hijo de 3 años y he estado ahorrando algo de dinero para asegurarme de que vaya a una buena escuela el año que viene.

Como la mayoría de las personas de la ciudad, vine del campo, no lejos del lago Victoria, hace unos diez años, con la esperanza de encontrar un trabajo. Entonces, había muchas oportunidades de trabajo y la vida era bastante fácil. Sin embargo, las cosas han cambiado. Todo el mundo desea venir a la ciudad y no hay espacio. Nairobi se está convirtiendo en una ciudad cara. Los alquileres han subido. Incluso la comida es cara.

Estoy planteándome marcharme de la ciudad y volver a casa, donde puedo crear mi propio negocio con el dinero que he ahorrado mientras trabajaba en la capital.”