Todo es más intenso en un ascensor: el amor, el odio, el suspense, la emoción, el horror e incluso el aislamiento. Por eso, el humilde ascensor es el vehículo cinematográfico perfecto para el drama compacto, los efectos visuales intensos y el simbolismo evocador.
Recorre con nosotros algunas de las escenas de ascensores más famosas de Hollywood (¡contiene spoilers!), además de algunas joyas menos conocidas.
Colgando de un hilo
Los ascensores aumentan el suspense de El coloso en llamas (1974), una película de catástrofes que marcó un hito, aunque los expertos en construcción de la época la calificasen de "disparate". En realidad, es improbable que el fuego se propague por el hueco de un ascensor, y ningún ascensor se sostiene únicamente por un cable. Pero sin este primer éxito de taquilla, no tendríamos la adrenalínica acción en ascensor de Jungla de Cristal (1988), Speed (1994) o Misión Imposible (1996), por no hablar de la angustiosa persecución de un androide en Terminator 2: El juicio final (1991). Fíjate en la maestría con la que Martin Scorsese crea un suspense que te muerde las uñas antes de la muerte del policía infiltrado de Boston Billy Costigan (Leonardo di Caprio) en Infiltrados (2006). La presión aumenta hasta que las puertas del ascensor se abren en un emocionante clímax, el equivalente cinematográfico de levantar el telón de un teatro.
Un viaje infernal
En un ascensor no hay donde esconderse, y en ningún otro lugar se emplea este dispositivo claustrofóbico con mayor efecto escalofriante que en las películas de terror. Rindiendo homenaje a Psicosis de Hitchcock, la ingeniosa escena del slasher en Vestida para matar (1980) ha sido descrita como uno de los asesinatos más memorables del cine. Y si la rubia con gafas de sol y navaja de Brian De Palma no es lo suficientemente aterradora, imagínate estar atrapado en un ascensor subterráneo con el terrorífico Hell Lord en La cabaña en el bosque (2012). Otros terroríficos ascensores inolvidables son la espeluznante huida de Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) en El silencio de los corderos (1991), la preparación paranormal de The eye (2002) y La trampa del mal (2010), una siniestra película de terror que transcurre íntegramente en un ascensor, donde uno de los pasajeros resulta ser el diablo disfrazado. Pero ninguna escena de ascensor capta el material de las pesadillas de forma tan inquietante como El resplandor, del maestro Stanley Kubrick. El ascensor lleno de sangre es brillantemente parodiado en Los Simpson: "Qué raro. Normalmente la sangre sale en el segundo piso".
Sin salida - el héroe despierta
Cuando las cosas se tuercen en un ascensor, los verdaderos héroes se ponen a la altura de las circunstancias. En Los juegos del hambre: En llamas (2013), Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) se galvaniza antes de la batalla tras presenciar cómo Cinna (Lenny Kravitz) es pulverizado a través de la pared de cristal del ascensor. El ascensor marca una trampa que espera al héroe en Capitán América: El soldado de invierno (2014). Rodeado de villanos, su aislamiento está simbolizado por las paredes del ascensor. La tensión aumenta cuando las puertas se cierran y el héroe pregunta: "Antes de empezar, ¿alguien quiere salir?". - antes de abatir a nueve matones en un espacio no mayor que un armario de escobas.
Momentos de epifanía - la verdad magnificada
En un ascensor te fijas en detalles, incluso en cosas inquietantes de tus compañeros. Joe Fox (Tom Hanks) experimenta un clásico momento de "quiero más" mientras está atrapado en un ascensor en Tienes un email (1998). Al final del trayecto, él y su superficial novia (cuyo único pensamiento es "¿Dónde están mis Tic-Tacs?") son historia. También en Jungla de Cristal: La venganza (1995) se produce un repentino giro argumental cuando el bromista John McClane (Bruce Willis) se da cuenta de que el "poli" que está a su lado lleva la placa de su colega, lo que desencadena un épico baño de sangre en el que nuestro héroe acaba con toda la banda de villanos.
Preparado para el romance
Un ascensor es el escenario íntimo perfecto para un encuentro romántico "espontáneo". Hay intimidad, proximidad y la presión de actuar rápido: "Sólo tengo siete pisos para soltar lo que siento". Entre las muchas escenas de ascensor dignas de un desvanecimiento está el conmovedor momento en que la ascensorista Fran Kubelik (Shirley MacLaine) prende una flor en la solapa de C.C. Baxter (Jack Lemmon) en El apartamento (1960). Otra es la escena amorosa de La cruda realidad (2009), en la que Abby Richter (Katherine Heigl) y Mike Chadway (Gerard Butler) revelan sus sentimientos mutuos no reconocidos (nótese el simbolismo de las puertas del ascensor abiertas a la fuerza).
La comedia romántica "sleeper hit" (500) Días juntos (2009) es recordada por el irresistiblemente tierno encuentro en el ascensor entre Tom (Joseph Gordon-Levitt) y su enamorada Summer, que empieza a tararear la canción de The Smiths que suena en sus auriculares, lo que ayuda a Tom a darse cuenta de que acaba de conocer a la chica de sus sueños. Nuestra recomendación romántica para estas fiestas es Feliz año nuestro (2022), en la que un chico y una chica que se dirigen a una fiesta de Nochevieja se quedan atrapados en un ascensor durante toda la película (¡alerta de spoiler! Hay muchas posibilidades de que acaben enamorándose).
Sube el ascensor, sube la lujuria
En un espacio reducido, los secretos y la lujuria se desata. La proximidad lleva a la pasión en Drive (2011), pero la escena de "chico conoce a chica" se tuerce cuando Ryan Gosling pasa de besar a Irene (Carey Mulligan) a luchar contra un sicario. Un ascensor prepara el terreno para una acción aún más tórrida en Cincuenta sombras más oscuras (2017) y el desafortunado encuentro de Dan Gallagher (Michael Douglas) con Alex Forrest (Glenn Close) en Atracción fatal (1987), donde el espectador se convierte en el voyeur de un viaje caliente-caliente-caliente en una jaula.
Solo en el mundo
Sofia Coppola utiliza un ascensor como sorprendente metáfora del distanciamiento en su premiada Lost in Translation (2003). En la escena sin palabras, Bob Harris (Bill Murray) se eleva por encima de un grupo de silenciosos hombres de negocios japoneses en un ascensor de Tokio, lo que encapsula físicamente sus sentimientos de soledad y aislamiento cultural en su entorno extranjero.
Mundos de capricho
Uno de los momentos más mágicos del cine es la escena de Un mundo de fantasía (1971) en la que el "Wonkavator" atraviesa el tejado de la fábrica y se eleva hacia el cielo. El Gran Wonkavator de cristal es el símbolo definitivo de la aventura, la exploración creativa y la imaginación sin límites. La caprichosa metáfora se repite en la adaptación que Tim Burton hizo en 2005 de la novela de Roald Dahl.
Portal a otra realidad
Una de las primeras películas en las que aparece un ascensor es Metrópolis (1927), la obra maestra expresionista de Fritz Lang, donde simboliza el abismo entre los pobres obreros que trabajan bajo tierra y la clase alta que vive en las alturas. Los ascensores conducen a oscuros recovecos del subconsciente en la surrealista Origen (2010), de Christopher Nolan, y el tropo del ascensor como pasarela es también central en Elevator Game (2023), basada en un juego ritual originario de Corea.
Pulsando botones de comedia
Una de las escenas de ascensor más divertidas de la historia es la de la comedia clásica en blanco y negro de Billy Wilder,Con faldas y a lo loco (1959), en la que el envejecido playboy Osgood Fielding III charla con "Daphne" (Jack Lemmon vestido de mujer, que casi roba el protagonismo a Marilyn Monroe). Al cerrarse la puerta del ascensor, la cámara se inclina hacia el indicador del piso. La flecha se eleva, se sacude violentamente y, a continuación, comienza a descender. Las puertas se abren para revelar a Daphne abofeteando la cara de Osgood con una gloriosa insinuación cómica. Obsérvese al ascensorista con su adorable sombrero de botones: esta profesión, en gran medida obsoleta, aún era habitual en los años cincuenta.
El técnico de ascensores como héroe
Ninguna lista de películas de ascensores estaría completa sin un guiño a la película de terror de ciencia ficción holandesa de 1983 El ascensor, en la que un ascensor comienza a funcionar de forma inteligente y se lanza a una matanza. ¿Por qué en KONE nos encanta ésta? Porque el héroe de la historia es un técnico de ascensores, ¡por supuesto!